Fahrenheit es una película documental que es estrenada en el 2004, su nombre está inspirado en la novela de Ray Bradbury Fahrenheit 451 y en la fecha que marcó la historia de Estados Unidos: el onceavo día del noveno mes. El largometraje realizado por Michael Moore conmovió a los artistas del jurado del Festival de Cine de Cannes, que le concedieron la Palma de Oro por unanimidad[1].
Moore nos presenta en su largometraje información importante acerca de los ataques terroristas del 11 de Septiembre del 2001 en Estados Unidos de América. Empezando con los antecedentes donde George W. Bush obtiene la presidencia con un sospechoso conteo de votos, hasta algunas consecuencias de la Guerra de Iraq.
El procedimiento de acción por parte del presidente y de su equipo en el momento de los ataques dio mucho que desear; Bush se enteró de éstos mientras visitaba una escuela en Florida, y permaneció ahí mientras el tiempo corría y se agotaba para emprender un plan de acción en contra de lo que estaba aconteciendo. Mientras tanto, la familia de Osama Bin Laden que residía en los Estados Unidos pudo salir del país sin ningún problema antes de 13 de Septiembre, cuando Osama era el principal sospechosos de ser la cabeza que los planeara.
El 19 de Marzo del 2003, Bush hizo la declaración de guerra en contra de un país que no era culpable de ningún crimen. Desde que el Septiembre 11 aconteció, se hicieron diferentes declaraciones donde se culpaban a grupos terroristas como Al Qaeda, pero dentro del documental, se relaciona la familia de Bush con talibanes y más aún con la familia de Osama bin Laden, donde billones de dólares son invertidos por parte de familias millonarias de Medio Oriente en Estados Unidos, representando incluso un 7% de la inversión de ese país[2]. Empresas transnacionales como City Group, City Bank y AOL salen beneficiadas de este tipo de inversiones.
Acciones sospechosas como estas e incluso el ignorar documentos donde se advertía de un próximo ataque terrorista meses antes de Septiembre del 2003, pone en tela de juicio el verdadero papel que desempeñó el gobierno estadounidense dentro de una red donde no sólo los estadounidenses son engañados y perjudicados, sino también habitantes inocentes de países que son víctimas de pobreza, abandono y abuso de sus gobernantes, como es el caso de Iraq.
Moore presenta una entrevista con Richard Clark, quien fuera encargado de la oficina antiterrorista durante los ataques, declara que George W. Bush, planeaba la guerra contra Iraq antes de los atentados del 2003; el presidente le pidió que dentro de sus informes culpara de alguna forma a Saddam Hussein y a su país por los atentados cuando se habían hecho ya declaraciones oficiales inculpando a Osama bin Laden. Jamás Bush le preguntó a Clark sobre Al Qaeda, sólo buscaba relaciones, cualesquiera que fueran, entre los ataques e Iraq.
Si había un país que debía de ser atacado y el cual debía sufrir el castigo por los atentados era Afganistán, debido a supuestamente albergaba a grupos terroristas tales como miembros de Al Qaeda y los que son conocidos como fundamentalistas. Sin embargo, el documental muestra cifras de la milicia que fue a invadir aquel país en el 2001, la cual no representaba siquiera el departamento completo de seguridad del estado de Michigan.
Después de los atentados, se empezó a sembrar miedo entre los estadounidenses por una nueva amenaza terrorista en épocas navideñas del año 2002, no se sabía quiénes ni cuándo incluso ni en dónde iban a llevarse a cabo, sin embargo, cadenas como FOX y CNN empezaron a transmitir noticias donde una pluma podría contener veneno o una bomba nuclear podría destruir para siempre la existencia estadounidense. Toda familia de América debería prepararse para un atentado terrorista[3].
La guerra que empieza en Afganistán termina en un nuevo objetivo: Iraq. El miedo sembrado en Estados Unidos gracias a una alerta terrorista de dudosa procedencia, da la pauta para “argumentar” el porqué de una invasión en Iraq, y entre las razones que Bush presentó se encuentran la posesión de armas bélicas en poder de Hussein, un supuesto apoyo a Afganistán y una amenaza de bomba nuclear.
Para Bush, Iraq necesitaba ser libre por fin, y la guerra significaría ayudarlos a salir de las malas condiciones en las que se encontraba. Por supuesto no dejó de nombrar que Hussein quería asesinar a su padre, cuando incluso su padre fue quien le vendió armas a éste durante su mandato. Pretextos sobraban.
“El 19 de Marzo de 2003, George W. Bush y el ejército de Estados Unidos invadieron la nación de Irak, una nación que nunca había atacado a Estados Unidos. Una nación que nunca había amenazado con atacar a Estados Unidos. Una nación que nunca había asesinado a un solo ciudadano estadounidense”[4].
Iraq, un país prácticamente inocente, que tiene la desgracia de ser el segundo país con las reservas petroleras más importantes a nivel mundial, sufrió de la sed de poder y riqueza no sólo de Bush, sino de todo su equipo, llamándose incluso entre ellos la élite, queriéndose beneficiar de la riqueza petrolera, pues la guerra, según Moore, siempre es para beneficiar a una compañía, y el caso de Iraq no era la excepción. La guerra siempre es buena para ciertas compañías, me refiero a las que están en la guerra, el negocio de la guerra[5].
Empresas como Carlyle o Halliburton se beneficiaron de la guerra, viéndola como un negocio. Se reclutaban jóvenes estadounidenses, con altas posibilidades de muerte, para que mataran a inocentes civiles, sólo en busca de un Hussein que no aparecía y donde la incongruencia de la coalición empezaba a salir a flote pues los mismos soldados no entendían las razones de su estancia en Iraq, cada día que pasaba les parecía más absurda la guerra. Soldados que volvieron a Estados Unidos no quieren volver más a Iraq, pues la llaman una guerra inútil.
Un soldado estadounidense declara: “Resultaron muertos un montón de civiles inocentes. Y creo que es porque, uh, el Ejército de Estados Unidos, ya sabe, entramos, y sabíamos que no iba a ser fácil, y al principio puede decirse que disparaban a cualquier cosa que se moviera”[6].
Michael Moore presenta no sólo las consecuencias fatídicas para los iraquíes, sino también para los mismos estadounidenses, quienes vistos en la necesidad de salir adelante, o por el espíritu patriótico que cuentan gran número de sus habitantes, familias enteras inscriben a sus hijos al ejército para hacer frente a una nación a la cual no le han hecho nada. Hace mucho con sus enemigos, con quienes les estorban y con sus mismos habitantes, pero claro, los Congresistas jamás mandaron a un hijo a la guerra excepto uno, los demás no arriesgarían tanto por algo que no existe, y con mucha razón.
La Guerra de Iraq es presentada como un error, donde miles de muertes inocentes han sido cobradas para satisfacer los intereses del poder estadounidense. El documental es impactante por los documentos y las fuentes que presenta para hacer sus demandas, mostrando una gran inclinación en contra de Bush, pero fundamentada.
Iraq fue el blanco fácil para ejercer las negociaciones que ponen en relaciones billones de dólares, muertes, petróleo, corrupción y un sinfín de vínculos que demuestran que Estados Unidos no piensa en los daños que causa gracias a sus mentiras a la población mundial.
George Orwell escribió una vez que la cuestión no es si la guerra es real o no. La victoria no es posible. El objetivo de la guerra no es ser ganada, sino ser continua. Una sociedad jerárquica sólo es posible sobre la base de la pobreza y la ignorancia. Esta nueva versión es el pasado y no puede haber existido nunca un pasado diferente. Por principio, el esfuerzo bélico está siempre planeado para mantener a la sociedad al borde de la inanición La guerra la libra el grupo dirigente contra sus propios súbditos y su objetivo no es la victoria sobre Eurasia ni Asia oriental, sino mantener intacta la propia estructura de la sociedad.[7]
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